jueves, 18 de junio de 2009

Ida y vuelta (I)

From Brussels (Charleroi) (CRL) to Madrid (MAD)Thu, 04Jun09 Flight FR5465 Depart CRL at 18:00 and arrive MAD at 20:15

Salida: Jueves 11 de Junio de 2009 , 20:50 hs. desde MADRID,SPAIN (MAD)Terminal :4

Llegada: Jueves 11 de Junio de 2009 , 23:10 hs. a BRUSSELS,BELGIUM (BRU)

Jueves 04 de Junio

El jefe está especialmente pesado esta mañana. Parece que le jode que me vaya una semana a España y no para de mandarme recados con su voz chillona y melódica que siempre le hace merecedor de una buena colleja. A la una y media ya me estoy poniendo nervioso, a menos cuarto recojo el equipo y le encargo Fred la última tontería, yes, yes, to .bmp, .bmp?, .bmp.

Well, I have finished everything (miento), I am sorry, it is not me, it is the university... good bye, good bye.

Cuando ya estoy abriendo la puerta para marcharme escucho la voz chillona del jefe: Chocolate!, me vuelvo; what?; you are carrying chocolat to Spain?; ah, sí, sí, mucho chocolate, hala, hasta luego. Pedaleo con ritmo hasta casa. Llamo al timbre. No hay nadie, perfecto, las llaves las tiene Fran, llamo al móvil. Mientras suenan los tonos voy pensando en el recorrido de la señal desde Bélgica hasta España y hasta Bélgica otra vez. Vaya pasta. Fran, capullo, dónde coño estás; ya llego, ya llego. Mientras viene me siento en un banco y escribo a mis compañeros de piso diciéndoles que me voy a España, que tengo que terminar la carrera, que les dejo los euros de la luz y que me cuiden la bici. Para despedirme y para que se note que he aprendido francés termino con un cáustico: Madames, Monsieurs, recevez l´expression de mes salutations distinguées.

Fran llega finalmente. Gare du Midi. Sospecho que el conductor del autobús hacia Charleroi es el mismo que el del primer día en Bélgica, sonriendo indiferente mientras me liaba preguntando si su autobús iba a Bruselas o no. En el mostrador de Ryanair le hacen pagar a Fran 40 euros de más por alguna estupidez que nadie quiere hacernos entender. Al embarcar hacemos cola para encajar las maletas en el contenedor de metal inquisitivo de Ryanair. Ryanair nos bombardea durante todo el vuelo con todo tipo de productos y promociones aburridos y absurdos. El vuelo de Ryanair FR5465 llega a Madrid con media hora de retraso. Decido no volver a Bruselas con Ryanair y me compro un billete con Brussels Airlines.

Madrid caluroso y seco. Como siempre que regreso miro desde el avión todos los campos de cultivo y me entretengo buscando Torres de la Alameda, el pueblo donde María Jesús daba clases de lengua y literatura. Giramos a la derecha en la Avenida de la Ilustración - al fondo quedan los arcos y la Vaguada - miro de nuevo el hotel que tapa la vista de la sierra desde mi habitación, escucho de nuevo su fuente y las voces animadas y elitistas de los huéspedes. Mi habitación está contenida en varias cajas dispersas por el suelo. Hay papeles dispersos por la mesa, el ordenador, el Starcraft con el que paso la noche mientras la fuente y los ruidos fuera.



Viernes 5 de Junio

Subo por Cea Bermúdez y localizo el Instituto de Ciencias de la Educación siguiendo a una compañera de clase que creo reconocer. En la secretaria me entregan el justificante de las prácticas para mi tutora, me dicen que no tienen mi título y ni siquiera me felicitan por haber aprobado, como yo pensaba.

Trato de sacar algún plan adelante durante la tarde. Algún plan que mejore la triste despedida cuando el Madrid había perdido frente al Barça y la calle estaba repleta por Sol pocas horas antes de la salida de mi vuelo. Llamo desde la Vaguada, el centro comercial al que siempre he regresado como a un refugio donde los colores chillones y la felicidad aséptica, compro un regalo para mi hermana, miro las novedades en juegos de ordenador. Del Starcraft 2 no se sabe nada todavía.

El Museo del jamón de Gran Vía está repleto de gente que grita y mantiene discusiones acaloradas. Voy por la tercera cerveza cuando relato alguna aventura por el extranjero, cuando pregunto cómo van las cosas por Madrid. Nunca pasa nada en Madrid, pienso circunspecto. Pero sé que no es verdad. Sé que unicamente yo no estoy allí. El plan se presenta tranquilo. Cuando cierran el bar vagabundeamos por las calles aledañas a Gran Vía en busca de un lugar donde tomar la última. Blanca y su amiga ya se han ido. Miguel y Torralba conversan sobre el trabajo y la vida. Al otro lado se ha suscitado un debate acerca del aborto y de las nuevas leyes. Estamos solos en el bar, subiendo por la calle Leganitos. Casi como un acto reflejo invito a todos a las cañas, debe de ser una de las primeras veces.

Sábado 6 de Junio

Llego borracho a las diez de la noche a casa. Nos hemos inflado a mojitos por las calles y terrazas de la Latina. He gastado mis últimas libras que traje de Londres. Aquellas de Gatwick la larga noche de regreso de Chipre. Desde la Cava Baja y LaTina Turner, las tapas y las cañas escuchando el español alrededor por las calles repletas de gente y el buen tiempo. Regreso borracho a las diez de la noche. Tocan los Suaves en Aluche a esa hora. Mañana tengo que estudiar, examen el Martes, exámenes el Miércoles, Asturias, Bruselas otra vez. La Latina alegre, los ruidos frenéticos de platos y tenedores, los gritos para captar la atención del siempre atareado camarero a las tres de la tarde. Siempre que regreso me acecha la duda de lo que he dejado en Madrid. De si hubiera merecido la pena quedarse y por qué, por quién. La borrachera pausada del ron a las diez de la noche y la fuente del hotel, las conversaciones animadas que suben hasta la ventana de mi habitación, la noche cálida. Escribo, como tantas otras veces, un mensaje a Cristina. Recuerdo la noche en que la escribí un fragmento de Los caminos de la tarde, hace algunos años. Mientras tecleaba concentrado en el metro debí de quedarme dormido, el metro se averió y me desperté confuso en las cocheras rodeado de trenes vacíos y sin saber muy bien dónde estaba. Durante la vuelta borré todos sus mensajes y su número. Cristina responde, está estudiando. Yo también debería estudiar mañana.

Domingo 7 de Junio

El polvo me da una alergia espantosa. Estornudo y moqueo mientras traslado enfadado las cajas desde mi habitación hasta el trastero. Cuando están todas allí me dedico a abrirlas una a una en busca del CD original del Starcraft Broodwar que quiero llevarme a Bruselas. El CD no aparece. Subo triste a mi habitación vacía. Intento estudiar con los ojos y la nariz enrojecidos. Crítica literaria II con Berrio, la Biblia y su repercusión en la literatura occidental, a veces tengo que parar y limpiar las páginas manchadas por las lágrimas que van cayendo.

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